FORGET ME NOT
Barcelona, 2023.

Forget me not explora la falta de espacio que la sociedad occidental contemporánea concede a las personas en duelo. A través de una investigación histórica de las joyas de luto de los siglos XVIII y XIX en Inglaterra, Teresa Estapé, reconocida por su trabajo en orfebrería, reivindica y rompe simultáneamente con la tradición romántica y victoriana de estas joyas, abriendo el diálogo con lo contemporáneo y con un territorio artístico que explora la estigmatización social de protocolos o rituales de salida, en especial el de la muerte. 

El comienzo del siglo XX marcó un proceso de exclusión de la muerte de la esfera pública, como uno de los objetivos del movimiento higienista moderno. Junto con el silenciamiento de la muerte por parte de la sociedad, se produjo la desaparición de los símbolos y rituales asociados a ella y el duelo fue despojado de su materialidad social. Esta obra responde a la necesidad de un símbolo de remembranza y hace referencia a la
necesidad social de guardar luto.

Aquí, este símbolo se imagina a través de “Forget me not,” una pieza compuesta por un set de joyas de luto hechas completamente de azabache, colocado cuidadosamente en una vitrina de metal y cristal que genera una separación entre el objeto y el espectador. A pesar de la distancia que se crea, sorprende con una inesperada sensación de vida: la vitrina emana calor, imitando la temperatura producida por un cuerpo humano. La ausencia del cuerpo también simboliza cómo el objeto ya no se lleva puesto, pues ha perdido su función en la cultura moderna. Del mismo modo, el azabache negro oscuro atrae la mirada del espectador, ya que el diseño permite que luz sea emitida por cada una de las piezas inanimadas.

El azabache domina el espacio, y fue elegido tras una exhaustiva investigación y viajes al norte de Inglaterra, a Whitby -una localidad costera de Yorkshire-, donde se encuentra una de las mejores variedades de azabache en el mundo. Este mineral que es sorprendentemente negro y ligero, se produce a partir de la descomposición de la madera durante millones de años y fue popularizado por la reina Victoria y los estrictos protocolos que observó durante más de cuatro décadas en su duelo por la muerte de su marido, el príncipe Alberto.