La artista selecciona los descartes de fundición, los pellizcos de los alicates en el metal, los desechos y todo aquello que para la joyería no tiene valor formal, para resignificarlos, cuestionando así el sentido del mismo valor en la lógica de mercado. Ante el interés de un público entregado a la joya, la propuesta de Estapé es la de interpelarlo y trasladarlo a un lugar diferente al del consumidor. Generar extrañeza al no poder identificar aquello que se observa y se valora.